Así puedes cultivar ajos en tu huerta - Pilar a Diario

2022-05-13 17:40:41 By : Mr. Zhishan Yao

En esta ocasión te compartimos cómo sembrar, cuidar y cosechar uno de los cultivos estrella del otoño: el ajo.

El ajo, de nombre científico “Allium sativum”, es uno de los ingredientes principales en las cocinas. Incorporado en infinitas recetas de diferentes culturas, aporta su sabor característico y promueve la salud.

Es originario de Asia Central, desde donde fue incorporado a China por los mongoles. Los escritos de Heródoto cuentan que también fue ampliamente cultivado en Egipto. Considerado como planta sagrada, se creía que tenía todo tipo de propiedades mágicas: los griegos y los romanos le atribuían un poder fortalecedor y los incluían en la alimentación de los soldados. Los patricios en cambio, lo despreciaban y alimentaban con él a sus esclavos. Se le han atribuido propiedades protectoras desde hace milenios, desde Europa hasta el lejano Oriente. El símbolo de las cabezas de ajo entrelazadas en una ristra es solo una parte de la larga tradición popular vinculada con esta planta.

Es una planta perenne con hojas planas y delgadas, de hasta 30 cm de longitud. Las raíces alcanzan unos  0,5 m. El bulbo, de piel blanca, forma una cabeza dividida en gajos llamados dientes. Cada cabeza puede tener de 6 a 12 dientes, cada uno de los cuales se encuentran envueltos en una delgada capa de color blanco o rojizo.

Son muy fáciles de plantar, y no es necesario tener experiencia, además, lo puedes hacer en casa y beneficiarte directamente.

Lo indicado es realizar la siembra del ajo en primavera para recogerlo en otoño, aunque, por el contrario, en otoño también se pueden plantar y disponer de él durante todo el año. Si optas por la última opción, acuérdate de buscar una variedad de ajos que resista el frío.

En zonas templadas puede llegar a plantarse dos veces al año, en otoño y primavera.

Se trata de un cultivo bastante versátil ya que podemos plantarlo en el suelo directo o en alguna maceta o recipiente de al menos 10 cm de profundidad.

Toma un diente de ajo y lo plantas. El borde con puntas recuerda que debe quedar hacia arriba. El hoyo donde se entierra el ajo debe tener al menos unos 2 centímetros de profundidad. Si vas a plantar más de uno en la misma maceta, recuerda dejar entre 20 a 30 centímetros entre cada uno.

De los ajos vamos a aprovechar los dientes de afuera, preferentemente de ajos de siembra sino algunos de verdulería también pueden funcionar. Cabe aclarar que por cada diente sembrado obtendremos una cabeza.

Para sembrar ajos es importante que el suelo en el que los plantes esté bien abonado. Añade una capa de estiércol si el suelo es muy nuevo o con ligereza. Dos de los nutrientes que más ayudan al ajo en su desarrollo son el potasio y el fósforo.

Recuerda que donde los tengas plantados, debe ser un lugar que pegue el sol de forma abundante, ya que es necesario para el buen crecimiento de los ajos.

La planta necesita unas 5 horas mínimas de sol al día para crecer. Riego

El ajo tiende a pudrirse fácilmente, por lo que, el riego debe realizarse cada 10 o 15 días, pero recuerda que, en épocas de lluvia, este debe omitirse. Es muy importante que el suelo donde está plantado el ajo no se encharque y no añadir abono en exceso.

También tenemos que ir removiendo las malezas que vayan creciendo cerco de los ajos. Corte de la flor

Cuando el ajo comience a crecer, recuerda que el tallo floral no debe pasar los 15 centímetros. Si dejamos que la flor crezca, el ajo va a movilizar todos los nutrientes hacia la misma y “descuidará” el tamaño del bulbo por lo que, vamos a cortarla. Entonces, con una mano sujetamos firmemente el tallo del ajo, para evitar que se desprenda del suelo y con la otra tiramos del tallo floral y éste último se va a cortar. Anudado del ajo

Cuando las hojas alcanzaron una buena altura es hora de anudarlas ya que, necesitamos que las hojas se sequen y empiecen a movilizar nutrientes hacia el bulbo para que se desarrolle bien. La técnica consiste básicamente hacer un nudo común y corriente en la base del tallo.

Es importante hacerlo cuando el tallo no esté húmedo, ya sea por lluvia o riego.

Si el proceso se ha realizado con éxito, el ajo puede recogerse unos 3 meses después de haber anudado el ajo, cuando se empiece a secar el tallo.

Los bulbos se recogen cuando las hojas de las plantas se hayan marchitado. Para sacarlos sin dañarlos basta con hacer “palanca” en el suelo a una distancia prudencial del cultivo.

Una vez los tengas, le quitamos las raíces u hojas podridas y lo dejamos secando al sol durante dos días para evitar que se pudran más adelante.

Luego los trenzamos. Estas trenzas deben colocarse en algún lugar seco y aireado para su mejor conservación. Los dejamos reposar sobre cualquier tipo de papel absorbente.

Es la base y complemento de las comidas en casi todas las culturas, de Oriente a Occidente, desde salsas, sofritos, encurtidos y rellenos hasta cremas saladas. MEDICINAL:

Es regulador de la presión arterial y sus virtudes antibióticas lo ponen a la cabeza de las plantas saludables. Su única desventaja es que el aromático disulfuro de alilo se elimina esencialmente por el aliento. Es vermífugo. Sometido a calor suave durante un mes se obtiene el “ajo negro”, una delicia gastronómica oriental y a su vez medicinal con gran poder antioxidante y estimulante de la inmunidad.

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