Turismo: el paraíso argentino escondido donde los cazadores se vuelven guardaparques | Agrofy News

2022-06-10 17:39:22 By : Mr. Denny Wood

Emergió a partir de un cambio de curso del Río Paraná y está compuesto por una variedad única de ambientes

No es extraño que en un país tan rico en recursos naturales aniden paisajes únicos y hasta maravillas del mundo. Sin embargo, hay que adentrarse en la provincia de Corrientes para descubrir un tesoro que nadie conocía hasta hace algunos años y que, de a poco, comienza a formar parte de la agenda turística.

Se trata de los Esteros del Iberá, el humedal más grande de Sudamérica, después del pantanal que ocupa gran parte del territorio brasileño, boliviano y paraguayo. Conformado por 1.300.000 hectáreas (un cuarto de la provincia de Corrientes), este humedal se encuentra a orillas de la Colonia Carlos Pelegrini. Emergió a partir de un cambio de curso del Río Paraná, producto del movimiento de placas tectónicas hace miles de años. Se alimenta únicamente del agua de lluvia, por lo que no conoce de contaminación, y está compuesto por una variedad única de ambientes, entre los que se distinguen bañados, embalsados, esteros, selvas y bosques.

“Es el mejor lugar para avistaje de flora y fauna -hay más de 360 especies de aves, mamíferos, peces, reptiles e insectos-, ya que al ser abierto podés ver a la distancia”, asegura Estrella Losada, licenciada en Turismo y dueña de la Ecoposada Del Estero, junto a su pareja, José.

Hace 10 años que el “sueño de tener una posada propia” se concretó, aunque Estrella admite que les implicó un gran esfuerzo encontrar un arquitecto que diseñe el proyecto y socios inversores. Hoy, esa idea de lograr un espacio ecológico que trabaje con energía climática es una realidad que permite a turistas nacionales e internacionales disfrutar de una estadía en un entorno puro, verde y rodeado de naturaleza. “Todo se hizo respetando cada árbol, aprovechando las sombras y la luz natural del sol. En menos de un año ya estábamos trabajando con los primeros huéspedes”, remarca.

Para “combatir el cambio climático”, Estrella y José practican ganadería sustentable en la reserva natural Camba Trapo, donde cuentan con 200 hectáreas, y además son parte de la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas, un movimiento que apuesta a la conservación voluntaria de tierras privadas: “Cuantos más metros protejamos, más aumentamos la superficie”, resume Estrella.

Este compromiso con el cuidado del medio ambiente no es casual, es compartido por los 1300 habitantes de Carlos Pelegrini desde que se creó, en 1983, la Reserva Provincial Iberá. En ese entonces, el gobierno correntino comenzó a demostrar un interés cada vez más grande por la naturaleza, lo que llevó a proteger las 550.000 hectáreas que hoy conforman la reserva y transformar a un pueblo de cazadores en guardaparques comprometidos.

Pero como todo cambio, esta decisión trajo un sinfín de conflictos. Por un lado, la gente que vivía de la caza rechazaba la idea porque solo entendía que su fuente de trabajo y subsistencia se terminaba de un momento a otro. Y por el otro los guardaparques, que hacían respetar su labor, revisaban a cada visitante y les quitaban sus cuchillos. Esta situación derivó en un éxodo de habitantes que abandonaron el lugar para buscar otros horizontes, emigrando hacia Entre Ríos y Buenos Aires, y reduciendo la población de Carlos Pelegrini a 300 personas. Entre ellos, varios cazadores convertidos a guardaparques.

Mucho más adelante, en 2019, el empresario estadounidense Douglas Tompkins donaría al Estado 150.000 hectáreas más para formar el Parque Nacional Iberá.

“Hoy los jóvenes no se van más. Ahora que ven que el turismo genera dinero para el pueblo, se dan cuenta de la importancia de tener una conciencia ambiental y conservar la naturaleza”, dice Estrella sobre el marcado crecimiento que tuvieron en el sector con la llegada de los primeros extranjeros, en el año 2000. Y agrega: “Tompinks era una aguja en un pajar”.

Viajar a conocer este rincón único del país no tiene desperdicio y un par de días suelen ser suficientes para llevarse un pantallazo de las maravillas que guarda el suelo correntino. Después de todo, ¿hay una sensación más linda que la de estar en contacto con la naturaleza?