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El precio de la luz sigue por las nubes sin que se vislumbre un cambio de tendencia a corto plazo. Si bien durante febrero el mercado eléctrico diario -que sirve para configurar parte del recibo- bajó de los 200 euros el megavatio hora de media, en los últimos días el precio medio ha repuntado con fuerza. Este 28 de febrero, el precio de la luz se sitúa en 277.78 euros la hora del megavatio, a casi 30 euros del máximo histórico -302,48 €/MWh-.
La diferencia de precios entre los tramos estriba en los peajes y cargos, que son más elevados en punta, intermedios en el llano, y más asequibles en el periodo valle. Este 28 de febrero el megavatio se pagará en hora punta (cargos y peajes incluidos) a 346 euros y a 218.97 euros/MWh en hora valle. El tramo más barato se registrará entre las 15 y las 16 horas.
Precio por debajo de la media del día
Precio por encima de la media del día
El gas, uno de los grandes culpables de la crisis energética sin precedentes que vive España, y sigue marcando la pauta de los precios de la electricidad. Fue la primera fuente de generación en la primera quincena de febrero, gracias a la persistente situación anticiclónica en España, que según el Grupo ASE contribuyó a disparar un 371% la producción eléctrica de los ciclos combinados.
Europa también se ha visto afectada por la escalada de precios. En esa primera mitad de febrero sólo Italia, con 212,66 euros megavatio hora (MWh) registró precios superiores a los de España. La escalada de precios comenzó hace un año, cuando el 'pool' marcó una media de 28,50 €/Mwh, y tuvo su punto álgido en diciembre, con 239 euros el megavatio hora. El comienzo de año ha moderado un poco los precios (201 €/Mwh en enero) pero aún así siguen siendo extraordinariamente altos. Y lo peor es que el mercado de futuros, que anticipa el comportamiento del mercado eléctrico en los próximos meses, sigue sin dar señales de cambio hasta al menos el segundo trimestre de 2023.
Los altos precios de la electricidad afectan directamente a los usuarios de la tarifa regulada, el denominado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Esta modalidad de suministro se configura con los precios del mercado eléctrico mayorista ('pool') más los peajes y cargos, que representan la factura regulada del recibo y son fijados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y el Ministerio de Transición Ecológica respectivamente.
Los primeros sirven para financiar el transporte y la distribución de la electricidad. Con los cargos se pagan otros conceptos como los incentivos a las energías renovables, parte de los costes de llevar la energía a las islas, o la amortización del déficit de tarifa. No obstante, los consumidores del mercado libre -en el que se pacta un precio con la comercializadora de turno para determinado periodo de tiempo- también resultan perjudicados por esta espiral inflacionista de la electricidad a la hora de renovar sus contratos.
El encarecimiento del mercado eléctrico comenzó a principios de 2021, meses antes de que entrara en vigor la nueva estructura de tarifas. Este esquema de precios establecía para los consumidores domésticos dos periodos de potencia contratada (punta y valle) y tres de energía (punta, llano y valle). La diferencia de precios entre los tramos estriba en los peajes y cargos, que son más elevados en punta, intermedios en el llano, y más asequibles en el periodo valle.
Con estos cambios se pretendía desplazar el consumo a las horas donde la demanda energética es menor, para evitar una sobrecarga de las redes que habría conllevado una mayor inversión en estas infraestructuras, con el consiguiente encarecimiento del recibo.
Sin embargo, los disparados precios del mercado eléctrico obligaron al Gobierno a tomar una serie de medidas para abaratar el recibo que se aplicaron entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre: la reducción del coste de los cargos -que afectaba tanto a los precios de la energía como a la potencia contratada-, la rebaja del Impuesto Eléctrico del 5,11% al 0,5% y la del IVA, que de un 21% pasaba a gravarse con el 10%. Además, se prorrogaba hasta final de año la suspensión del impuesto a la generación de electricidad (7%).
Estos cambios supusieron que, en la práctica, la curva de precios entre los distintos tramos horarios se aplanaba de forma que apenas había diferencia entre consumir durante uno u otro. Sin embargo, el comienzo de año trajo la habitual revisión de la parte regulada del recibo eléctrico. Los peajes disminuyeron un 4,6% respecto a los aplicados desde del 1 de junio con el cambio de tarifa eléctrica.
En cuanto a los cargos, desapareció el descuento aprobado el 1 de septiembre, pero el importe de los nuevos es aproximadamente un 33% menor a los de abril de 2021. Por otro lado, el Gobierno decidió prorrogar las rebajas de los dos impuestos incluidos en la factura (IVA y de Electricidad) y el de generación eléctrica (el IVPEE) hasta el 30 de abril de este año.
Estas modificaciones no han impactado de forma positiva en el recibo. Sin ir más lejos, el de enero fue el segundo más caro de la historia. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la factura de ese mes para los hogares con tarifa regulada -tomando en consideración una potencia contratada de 4,6 kW y un consumo mensual de 292 kWh- alcanzó los 111,64 euros.
El precio del kilovatio hora (kWh) consumido en la tarifa regulada no ha parado de crecer en los últimos meses, con la excepción de noviembre, más barato que octubre. Según los cálculos de la OCU, en enero el kilovatio se pagaba en hora punta (cargos y peajes incluidos) a 0,379751 euros, a 0,291824 en el llano y a 0,252581 en el valle.
Conseguir una factura más barata pasa por cambiar una serie de hábitos. El primero de ellos, consumir en la medida de lo posible dentro de los tramos valle (de 00.00 h. a 08.00 h. de lunes a viernes y todas las horas del fin de semana). También es interesante ajustar lo máximo la potencia contratada, porque muchas veces se tiene más que la realmente utilizada.
Antes de la generalización de los contadores digitales era casi imposible para un usuario doméstico saber cuánta potencia eléctrica utilizaba. Pero con los nuevos dispositivos de medición todo el mundo puede acceder a esos datos. Las distribuidoras -las dueñas del 'cable' por el que llega la luz hasta el punto de consumo- ya ofrecen esa información en sus páginas web y aplicaciones móviles. En Euskadi se puede hacer a través de la web de i-DE, nombre con el que Iberdrola ha bautizado a su distribuidora.
Otra manera de rebajar el recibo eléctrico es usar los electrodomésticos de manera eficiente. Por ejemplo, eligiendo los programas que funcionan a temperaturas bajas en la lavadora o el lavavajillas, apagando las placas eléctricas o el horno antes de que acabe el tiempo de cocción para aprovechar el calor residual, o eliminar el 'stand by' para apagar del todo los aparatos.