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Tres recetas sencillas y saludables para comer en la playa o ir de picnic

Las altas temperaturas multiplican nuestras actividades al aire libre: excursiones, conciertos, salidas a bares y restaurantes, barbacoas, celebraciones, picnics, parrilladas, comidas en la playa… Muchas veces se recurre a locales de restauración para salir del paso. Sin embargo, algunos prefieren preparar y elaborar su propio menú.

Hay que ir con mucho ojo, porque las altas temperaturas favorecen el crecimiento de las bacterias en los alimentos. En verano, más que nunca, es imprescindible seguir unos sencillos consejos para que tus alimentos sean seguros. Más allá de mantener una higiene adecuada, evitar la contaminación cruzada, no consumir alimentos que contengan huevo crudo y conservar la cadena del frío, hay que asegurarse de que las comidas son nutritivas.

Si la idea es llevar alimentos que permanecerán al aire libre durante varias horas, la mejor opción pasa por productos resistentes, que no se estropeen fácilmente con el calor. Por ejemplo: verduras frescas y firmes (crudas o cocidas), fruta picada, cereales integrales, ensalada de pasta, frijoles y mezcla de frutos secos.

El repertorio de recetas es más limitado que si nos quedamos en casa. Aun así, los especialistas de la Escuela de Salud Pública de Harvard ofrecen algunas ideas de recetas sencillas y saludables.

Lo primero es tener a punto la vinagreta: hay que combinar una cucharada de vinagre balsámico añejo, tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra y media cucharadita de mayonesa en un tazón pequeño. Y se bate hasta obtener una emulsión estable.

Después, manos a la obra con la ensalada. Se corta la sandía en trozos pequeños y se mezcla con rúcula o lechuga, al gusto. También se corta el queso feta en trozos. Se mezcla todo, añadiendo sal y pimienta y la cantidad deseada de vinagreta.

Estos nutricionistas también proponen algunas recetas más elaboradas, como un plato de pasta con pesto de albahaca fresca, maíz y calabacín, aunque tampoco es complicado del todo.

Lo primero es hacer el pesto: triturar el ajo, los piñones, la albahaca, el queso parmesano y un poco de agua caliente. También se añade sal. Después, se cortan los granos de una mazorca grande de maíz fresco. Se cuece la pasta y se saltea el calabacín en una sartén hasta que se dore. Se coloca todo en el bol y se mezcla. Por último, hay que añadir un queso al gusto (de cabra o mozzarella, por ejemplo). Para rematar, unas hojitas de albahaca fresca.

Otra de pasta. En la trituradora, se colocan: pistachos, hojas de menta, queso pecorino y ajo. Poco a poco y progresivamente, se añade aceite de oliva y se mantiene hasta que todo esté bien mezclado. Por otro lado, se cuece la pasta. En este caso, penne (integrales o no). Cuando se tenga todo, se mezcla en un recipiente. Si es necesario, estos especialistas explican que se puede utilizar un poco de agua para diluir y combinar bien todo.

A menudo, la atención se concentra en los platos y su valor nutricional. Pero se suele olvidar una parte muy importante de la dieta: la hidratación. Es algo muy sencillo y al alcance de nuestra mano. Según las autoridades sanitarias, la mejor opción es el agua, incluso cuando no sintamos sed, hay que beber con asiduidad. 

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