Poco a poco, las bombillas LED comienzan a imponerse en el hogar y los negocios. Descubrimos las verdades y mentiras sore las lámparas y bombillas LED.
Las bombillas LED son muy caras. Las bombillas LED no se calientan. Las bombillas LED dan más luz que las fluorescentes. Las bombillas LED no se estropean.
Tendemos a tomar como verdades datos que son opiniones, marketing, o simplemente se han quedado anticuados. En el caso de las bombillas LED, su evolución tecnológica y la reducción de los costes de fabricación han cambiado en apenas dos años. Por ejemplo, en 2015 una bombilla LED de calidad costaba sobre los 15€. Ahora puedes comprarla por unos 5€. La premisa "las bombillas LED son caras", ya no es cierta.
Esto también se aplica a sus ventajas. Es cierto que una bombilla LED de calidad da más luz con el mismo consumo que una estándar, y dura más. Pero en los últimos años han proliferado las bombillas LED a precios muy baratos, con una calidad de fabricación inferior. No todas las bombillas LED dan más luz, ni duran más.
Vamos a intentar aclarar algunos aspectos importantes desvelando las verdades y mentiras sobre las lámparas y bombillas LED. Conviene conocerlas porque las convencionales van a ir desapareciendo:
Las bombillas incandescentes están prohibidas
Una lámpara LED está formada por numerosos LEDs o ledes, es decir, diodos emisores de luz . Estos diodos no emiten una luz muy potente, por eso es necesario juntar muchos LEDs para igualar a una bombilla clásica. Aqui puedes ver los diferentes LEDs o ledes que incluye una lámpara de este tipo:
La clave para su evolución fue la invención del LED azul (sus creadores recibieron el Nobel de Física en 2014), que al mezclarlo con amarillo da lugar a la luz blanca de alta intensidad que ha permitido utilizar los LEDs como sustitutos de las bombillas tradicionales.
Bombillas LED a partir de 2€ en Amazon
Cuando un nuevo producto sale a la calle sus promotores intentan vender sus virtudes, mientras que la competencia echa tierra sobre ellas. ¿Qué hay de verdad en todo ello? Vamos a intentar descubrirlo...
Es cierto. No contienen mercurio como las fluorescentes, así que no emiten residuos ni contaminan tanto como sus predecesoras.
En efecto, en condiciones similares las lámparas LED consumen mucho menos que sus rivales. En esta tabla puedes ver el consumo, para una misma potencia lumínica:
Suelen estar hechas de plástico, y no usan filamentos ni material fluorescente, así que en efecto son un poco más resistentes a las caídas.
Las bombillas LED sí emiten campos mágnéticos, pero mucho menores que las fluorescentes o incandescentes. Y no emiten rayos UV . Aunque no está demostrado que estas emisiones en las bombillas convencionales afecten a la salud.
Es una tema que aún se está estudiando, y no se pueden sacar conclusiones definitivas. Pero, en efecto, parece que el espectro de luz azul que emiten los LED altera el ciclo de sueño y reduce la secreción de melatonina , necesaria para descansar bien durante el sueño. En todo caso es la misma luz azul que emiten los monitores y las pantallas de los móviles y tablets. Los médicos recomiendan dejar de usar estas pantallas una hora antes de irse a dormir, y hacerlo en total oscuridad. También se pueden tomar suplementos de melatonina.
Cierto. No necesitan unos segundos para alcanzar su máxima intensidad.
Existen luces LED de todos los colores y se puede programar la potencia lumínica o un patrón de comportamiento:
Philips Hue - Turn on your peace of mind
Trucos y consejos para ahorrar con el aire acondicionado
No todo lo que se dice en Internet es verdad...
Como hemos comentado, esto ya no es cierto. Puedes comprar luces LED a partir de 2€ en Amazon. A igual potencia lumínica, ya valen lo mismo que las fluorescentes. Aunque es verdad que hay marcas que aún mantienen precios elevados, pero con una calidad de fabricación superior.
Con el precio hay que tener en cuenta la vida útil . Si una bombilla fluorescente cuesta 5€ y dura 2 años, y una LED cuesta 10€ y dura 10 años, es más barata la LED si la usas más de 4 años....
No es cierto. No poseen mercurio como las fluorescentes, y por tanto no son venenosas para el medioambiente, pero poseen componentes químicos y electrónicos que no se degradan, así que también son contaminantes si no se reciclan.
Los fabricantes acostumbran a mostrar en la caja el consumo real frente al consumo equivalente de una bombilla estándar que emite la misma luz. Por ejemplo, esta bombilla LED consume 5.5W e ilumina como una bombilla tradicional de 40W:
Esto ocurre bajo una serie de condiciones de laboratorio, y cada fabricante usa diferentes parámetros. En nuestras pruebas hemos encontrado bombillas fluorescentes con un menor consumo que unas LED, que emitían más luz .
El consumo puede servir como una aproximación, pero a la hora de elegir una bombilla LED que ilumine más o menos, es mejor fijarse en el número de lúmenes (que indica la iluminación real) en lugar de comparar el consumo con otras:
No es verdad. Aunque pueden durar hasta 50.000 horas, van perdiendo intensidad que comienza a notarse a partir de la mitad de su vida útil.
Las luces LED se difuminan más rápidamente por la atmósfera, pero su flujo lumínico es más directo y constante, así que se puede dirigir la luz mucho mejor y por tanto reducir la contaminación lumínica, si se instalan bien.
Una bombilla LED tiene una vida útil de hasta 100.000 horas , diez veces más que una bombilla fluorescente. Al menos eso dice la teoria. La realidad es que depende de muchas condiciones.
El factor que más influye en la durabilidad de una bombilla LED es su temperatura interior. Una lampara de este tipo suele tener docenas de diodos LED dentro de la carcasa de cristal o plástico transparente, así que alcanza una elevada temperatura interior. Como más se acumule el calor en el interior de los LED, menos vida útil, porque los LED tienden a producir fallos eléctricos a altas temperaturas. Un ejemplo de bombilla con disipación:
Es cierto que hoy en día la tecnología ha mejorado y no se requiere una disipación tan radical, pero es importante comprobar que la lámpara LED usa algún método para dejar escapar el calor, si queremos que dure lo que promete la caja.
Pese a todo, son las que menos se calientan . EL 70% de su energía se convierte en calor, frente al 80% de las lámparas fluorescentes y el 90% de las incandescentes.
La mayoría de la bombillas LED usan docenas de pequeños diodos emisores de luz, para conseguir los lúmenes necesarios para iluminar una sala. Estos diodos poseen conexiones que son delicadas, así que como más diodos tenga la bombilla, más probabilidad de que alguno se estropee, dentro de una misma marca. Con diferentes marcas influye más la calidad de la fabricación. Aún así una bombilla LED puede seguir funcionando perfectamente aunque se estropeen algunos diodos , aunque lógicamente emitirá menos luz.
Es otro factor importante en la esperanza de vida de una bombilla LED. Hablamos de una tecnología que necesita un pequeño transformador para convertir la corriente alterna en continua, y un driver o fuente de alimentación para obtener la tensión justa que necesitan los diodos, además del sistema de disipación del calor, y las conexiones de las docenas de diodos:
Los propios diodos necesian materiales semiconductores de gran pureza, que no son fáciles o baratos de conseguir. A medida que la pureza disminuye, aumenta la probabilidad de fallos en los diodos LED.
Es una tecnología más compleja que la de una bombilla tradicional. Si la calidad de los componentes no es buena cualquiera de ellos podría estropearse antes de tiempo.
El ciclo de vida de las bombillas LED, como con cualquier otra medición de cualquier producto, se calcula en unas condiciones perfectas de temperatura, humedad, presión, etc., y que en raras ocasiones se da en la realidad . Si usas el producto con más calor o más frío, se moja o hay demasiada humedad, lógicamente su ciclo de vida será más corto. Es la misma razón por la que tu WiFi no alcanza los 50 metros que promete el manual de tu router. Siempre hay más paredes y obstáculos que en las pruebas de medición del fabricante...
La conclusión que podemos sacar es que, por la propia tecnología, las lámparas LED exigen un mínimo de calidad en las componentes , la fabricación, los materiales semiconductores, y la disipación de calor , para que su consumo, potencia lumínica y ciclo de vida, se corresponda con lo que prometen. Es un ejemplo más de que lo barato, a veces, puede salir caro...
Compara calidades y haz pruebas, antes de sustituir todas las luces de tu casa o negocio por la primera bombilla LED que encuentres...
[Fuente de algunos datos: Luis Llamas, Wikipedia]
Bombillas LED: tipos y claves para elegir bien
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