Eliminar lotes baldíos en áreas urbanas, producir y abastecer hortalizas para el consumo de escuelas y familias y mejorar la calidad de la alimentación en la comunidad son algunas de las ventajas de implementar huertos comunitarios en las ciudades.Instalados en terrenos baldíos que muchas veces se utilizan como depósitos de basura y se convierten en focos de enfermedades, la producción de huertos comunitarios abastece a las familias que viven cerca de estos terrenos.En la mayoría de los casos, la producción se basa en los principios de la agricultura ecológica.Hace 15 años, en un espacio público de cinco mil metros cuadrados, la tierra colorada dio paso a hortalizas y árboles frutales, convirtiéndose en lo que hoy es considerado el jardín urbano más grande del Distrito Federal: el Instituto Horta Girassol.La coordinadora del proyecto, Hosana Alves, dice que todo comenzó en agosto de 2005, cuando hubo un brote de hantavirus en la región.“La comunidad estaba muy preocupada porque había un basurero. Todos se movilizaron y pedimos ayuda a la administración regional, que limpió el lugar”, recuerda.A partir de entonces, para evitar que se acumule basura en el lugar, se creó una huerta.Inicialmente, la plantación era pequeña y hoy, el Instituto Horta Girassol tiene un proyecto llamado Comunidade que Sustenta Agricultura (CSA), que trabaja en asociación con productores orgánicos y miembros de la comunidad.Los productos cosechados se entregan a los participantes que ayudan con una aportación económica al espacio.Cada semana, después de la cosecha, reciben una canasta de verduras, frutas y hortalizas en casa.Otra experiencia es el Jardín Comunitario de Guará, creado en 2017, mediante la revitalización de un espacio público abandonado en la parte trasera de la unidad básica de salud, en el QE 38, en Guará II, también en el Distrito Federal.Un pequeño grupo de voluntarios se reunió para limpiar la maleza, deshierbar, las camas y comenzó a plantar.“La iniciativa, además de la producción de alimentos orgánicos y saludables, sin pesticidas, promueve el alivio del estrés, el bienestar, la seguridad alimentaria, la terapia y la educación ambiental y sustentabilidad”, destaca la ingeniera ambiental Dahiana Ribeiro.Actualmente, el jardín cuenta con unos 200 voluntarios que se reúnen cada 15 días para sembrar, cuidar los canteros y cosechar en reuniones comunitarias, siempre realizadas los sábados por la mañana.Muchos voluntarios visitan el jardín en busca de conocimientos para replicar el modelo en sus barrios.Otros, por estudios académicos y hay quienes quieren asistir a los talleres de elaboración de jabones líquidos y en barra.A Horta Comunitária também conta com um Centro de Educação Ambiental, onde as crianças participam de brincadeiras e têm contato com legumes, verduras e frutas, aprendendo e se familiarizando com os alimentos produzidos: tomate, couve, beterraba, alface, jiló, repolho, quiabo y otra.Los encuentros involucran siembra de hortalizas, talleres, discusión de temas, refrigerios comunitarios, recolección y distribución de canastas a voluntarios y donaciones a entidades sociales como guarderías e iglesias.La huerta comunitaria del Núcleo Rural Pipiripau, en Planaltina (DF), reconstruida por la comunidad este año, produce hortalizas como lechuga, perejil, menta, repollo y romero.Con el objetivo de incentivar a la comunidad a tener su propia plantación orgánica, la huerta comunitaria distribuye plántulas a la comunidad y orienta a la población en la siembra y producción.La farmacéutica Bábilla Nunes de Souza destaca que la propuesta es incentivar la producción orgánica en la comunidad.“Vamos a seguir produciendo y distribuyendo hortalizas, pero como es una zona rural cada uno tiene un terreno. Nuestra idea es que la población no dependa tanto de la huerta”, comentó.Además de incentivar el cultivo de alimentos naturales, el proyecto cultiva plantas medicinales para la elaboración de jarabes caseros para la comunidad.Las granjas verticales también ayudan en el cultivo de jardines creados en pequeños espacios urbanos.Embrapa Hortalizas (DF), en sociedad con una empresa privada, desarrolló investigaciones para la producción de hortalizas en fincas verticales.El modelo de cultivo realizado por estanterías verticales permite disfrutar del espacio interior, con iluminación artificial con paneles LED, control de temperatura, concentración de CO2, entre otras variedades.Las granjas verticales están más cerca de los consumidores y los costos de logística y transporte disminuyen, evitando pérdidas de producto.La agricultura bajo techo utiliza áreas urbanas, en general, galpones, depósitos abandonados, toldos de edificaciones muchas veces ubicados en lugares con muy poca disponibilidad de alimentos frescos y saludables, con alta eficiencia en el uso de insumos por ser un sistema de producción sin suelo.La investigación, que comenzó en abril de este año, se está realizando en el Laboratorio de Hortalizas de Embrapa, una estructura que contiene un contenedor y tres ambientes en agricultura controlada, aprovechando el espacio vertical.“Es otra propuesta para sumar al sector a la producción de hortalizas y frutas frescas de alta calidad nutricional en el medio urbano. Es un sistema que acerca la producción de alimentos a los centros urbanos y atrae a los jóvenes a cultivar alimentos”, explicó la investigadora de Embrapa, Italo Guedes.Los experimentos evalúan cuál es el mejor sistema de cultivo sin suelo, en base a dos posibilidades para el manejo de la nutrición y riego (fertirrigación) de los vegetales: hidroponía y aeroponía.En hidroponía, los nutrientes minerales se disuelven en el agua, mientras que en aeropina se suministra a presión desde un equipo tipo nebulizador que arroja la neblina de la solución directamente a la raíz.La técnica permite un ahorro del 95% en el uso de agua y un aumento de la productividad.“En la primera etapa de la investigación sembramos lechuga, rúcula, perejil, cilantro y albahaca. Logramos producir con alta productividad y reducimos el cultivo de cultivos en hasta 10 días, ahorrando agua y nutrientes”, celebra la investigadora.Ya se han iniciado experimentos con fresas, tomates y pimientos, pero aún es necesario ajustar la luz, el tiempo de exposición de los frutos a la luz y la nutrición de las plantas.La expectativa de los investigadores es producir las verduras y frutas en un período de tiempo más corto que el cultivo en campo abierto.¿Cómo planificar un cultivo y monitorear su finca?Optimizar la siembra, estar pendiente del clima para avanzar con las labores del campo y observar el desarrollo del cultivo para evitar pérdidas son algunas de las decisiones que debe tomar un productor rural durante la cosecha.Agroclima Pro es un servicio tecnológico de Climatempo que utiliza el conocimiento meteorológico.Con él podrás acceder al histórico de datos meteorológicos de tu explotación y podrás detectar zonas con menor vigor vegetativo.Además, conoces cómo será la demanda de agua de tu cultivo en los próximos 15 días y también puedes identificar los mejores días y horarios para realizar las fumigaciones.